Los que tenemos en la actualidad no dimiten, además se ven, se sienten, se notan y cuesta mantenerlos para lo que contribuyen a la sociedad, un pastonazo. Esto es para el para el pueblo español el negocio más ruinoso que existe. Que ancho me he quedado. Muy bueno como siempre Javier.
...Si es que no hay como mmirarse al espejo para saber lo que uno da de sí...¿o no? Gracias y saludos bien vistos, Jesús.
Me imaginé, Javier, que eso del hombre invisible dimitiendo iba a traer cola (aparte de la cola del paro para los hombres invisibles). Más que ser invisibles algunos políticos para el pueblo, es el propio pueblo el que les resulta invisible. Gracias por comentar, Javier. Recibe un visible saludo.
Muchas gracias, Montse. Lo de dar en el "calvo"...será por lo invisible del pelo, supongo. Bien mirado, la calvicie es un estado incipiente de invisibilidad, aunque no suela avanzar por el resto del organismo...¿O tal vez los hombres invisibles comenzaron siendo calvos?...No sé, aquí no parece que dé en el clavo, igual es un clavo calvo (como todos los clavos). Otro abrazo para ti.
Jajaja!! menuda metedura de "ele" la mía!! es curioso como puede alterarse una palabra cambiando las letras de sitio, no como en matemáticas en donde el orden no altera el producto.
Bueno, los clavos no tienen pelos y los calvos menos, ni siquiera tienen uno de tonto!
En efecto, Montse, el orden de las letras es asunto muy delicado y preciso, algo que no va mucho con los tiempos que corren, mejor dicho: vuelan. De todas formas, la lectura suele ser tan rápida en la actualidad que el orden de las letras parece volverse también invisible. Otro beso para ti.
Hola, Mabel. No creas que por aquí es tan diferente (sigue más o menos como siempre). Aquí el único que dimite es el hombre invisible, porque nadie lo ve...que si no... Muchas gracias. Mis saludos para ti.
12 comentarios:
No hay peor ciego que el que no quiere ver... se
Los que tenemos en la actualidad no dimiten, además se ven, se sienten, se notan y cuesta mantenerlos para lo que contribuyen a la sociedad, un pastonazo. Esto es para el para el pueblo español el negocio más ruinoso que existe. Que ancho me he quedado.
Muy bueno como siempre Javier.
Saludos
...Si es que no hay como mmirarse al espejo para saber lo que uno da de sí...¿o no?
Gracias y saludos bien vistos, Jesús.
Me imaginé, Javier, que eso del hombre invisible dimitiendo iba a traer cola (aparte de la cola del paro para los hombres invisibles).
Más que ser invisibles algunos políticos para el pueblo, es el propio pueblo el que les resulta invisible.
Gracias por comentar, Javier.
Recibe un visible saludo.
Es buenísimo!!
Como siempre, Javier, das en el calvo por muy invisible que éste sea, siempre aciertas a hacernos sonreir y eso vale un imperio.
Un abrazo!!
Muchas gracias, Montse. Lo de dar en el "calvo"...será por lo invisible del pelo, supongo. Bien mirado, la calvicie es un estado incipiente de invisibilidad, aunque no suela avanzar por el resto del organismo...¿O tal vez los hombres invisibles comenzaron siendo calvos?...No sé, aquí no parece que dé en el clavo, igual es un clavo calvo (como todos los clavos).
Otro abrazo para ti.
Jajaja!! menuda metedura de "ele" la mía!! es curioso como puede alterarse una palabra cambiando las letras de sitio, no como en matemáticas en donde el orden no altera el producto.
Bueno, los clavos no tienen pelos y los calvos menos, ni siquiera tienen uno de tonto!
Un beso.
Bueno... por lo menos dimiten, aquí en mi país ¡¡no se van ni con agua hirviendo!!
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Excelente lo tuyo, Fco.Javier!
Saludos.
En efecto, Montse, el orden de las letras es asunto muy delicado y preciso, algo que no va mucho con los tiempos que corren, mejor dicho: vuelan. De todas formas, la lectura suele ser tan rápida en la actualidad que el orden de las letras parece volverse también invisible.
Otro beso para ti.
Hola, Mabel. No creas que por aquí es tan diferente (sigue más o menos como siempre). Aquí el único que dimite es el hombre invisible, porque nadie lo ve...que si no...
Muchas gracias. Mis saludos para ti.
Genial, don Francisco Javier.
:-)
¡...Y usted, más, don Paco!, por muy diminuto (que nunca invisible) que sea.
Muy bueno.
Saludos.
Nada, nada, que no ha sido nada...¡si ni siquiera se ve al hombre invisible!
Muchas gracias y saludos para ti, Ahora o nunca.
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